domingo, 1 de febrero de 2009

LA CUARTA LEY BIOLOGICA DE LOS SBS ANTES EL SISTEMA ONTOGENETICO DE LOS MICROBIOS


La cuarta ley biológica.
El sistema ontogenético de los microbios.
En este esquema, es fácil establecer la correlación entre la hoja embrionaria del órgano, el relé cerebral y los microbios.
Como podíamos esperarlo, unos sectores límites de las hojas embrionarias se superponen: por ejemplo, los órganos gobernados por el cerebelo tal como el corion (dermis), el pericardio (envoltura del corazón), la pleura (membrana envolviendo el pulmón) y el peritoneo (membrana cubriendo el interior de la pared abdominal) son labrados por las micobacterias (tuberculosis) pero también pueden ser ayudados por las bacterias que contribuirán a la caseificación bajo forma de sobreinfección, término que utilizábamos antes. Aquella ayuda parece sin embargo limitada, parece no afectar más que el tejido conjuntivo (interno) intersticial al borde del coríon o del mesotelioma (nombre dado al cáncer del peritoneo, de la pleura o del pericardio).
Consideramos los microbios como agentes perjudiciales que tenemos que destruir a toda costa. Es insensato. Tenemos una necesidad urgente de microbios, de todos los microbios presentes bajo nuestra latitud. Si por razones de higiene no tuviéramos ya micobacterias, no podríamos en adelante evacuar nuestros tumores en fase de curación. Aquello tiene consecuencias desastrosas para gran número de tumores.
Para un cáncer de la glándula tiroides por ejemplo, aquello quiere decir que, aún cuando el conflicto esté solucionado, si no puede ser evacuado, una gran cantidad de tiroxína seguirá siendo producida, lo que, de un punto de vista biológico, es totalmente absurdo. La única razón para que así sea es la ausencia de micobacterias que normalmente destruirían el tumor y restablecerían el nivel de tiroxina hasta la vuelta a la normalidad.
Ocurre lo mismo con el cáncer del intestino grueso. Enormes complicaciones no pueden ser evitadas más que por una intervención quirúrgica, en ausencia de micobacterias.
Las micobacterias.
Existen desde casi tanto tiempo como los unicelulares, desde hace mucho más tiempo, pues, que los animales o el ser humano. Tienen un papel bien determinado, deben caseificar y destruir los tumores gobernados por el cerebelo y el tronco cerebral en cuanto empiece la fase de curación (conflictolisis).
Pero, como los tumores que deben corroer cuando estas hayan cumplido con su función, las micobacterias se desarrollan igualmente en la fase activa del conflicto (fase CA). Puede parecernos extraño, porque pensamos casi siempre en las bacterias tales como el estafilococo o el estreptococo, y cuando las cultivamos, necesitamos un terreno caliente.
Ahora, entendemos por qué apenas podíamos cultivar bacterias in vitro. En un terreno vivo como el embrión de un polluelo, su crecimiento es débil, casi nulo. Hemos dilucidado el misterio: las micobacterias se desarrollan sólo cuando el bacteriólogo, durante sus manipulaciones, inflija al embrión un conflicto biológico activo. Pero como no conoce la Nueva Medicina, no podía imaginar que sus manipulaciones pudiesen herir al embrión y ser responsables de esta magra cosecha. Las micobacteria serán consideradas, pues como no cultivables.
Sabemos ahora que las micobacterias, llamadas también bacilos ácido-resistentes ya que los ácidos gástricos no los pueden destruir, tienen que estar presentes a partir del DHS. Si las recibimos una vez la fase PCL empezada, ya no nos sirven de nada para este preciso SBS, dado que sólo se pueden multiplicar en fase activa del conflicto. Visiblemente, nuestro organismo, en perfecta armonía con su aliada la micobacteria, no producirá más que bacilos ácido-resistentes necesarios a la caseificación y a la evacuación del tumor.
¡Desgraciados, estamos pensando en deber suprimir la tuberculosis!.
Los circuitos de regulación de la naturaleza ya no pueden funcionar si jugamos los aprendices de brujo y suprimimos ciertos elementos. Casi todo lo que hemos hecho como médicos de los tiempos modernos no era más que disparate.
Comprendemos también ahora que las pruebas en los animales tales como los conejillos de Indias estaban lejos del sentido común, dado que los resultados obtenidos eran a menudo falsamente positivos. Me explico:
Se inyecta a un conejillo de Indias una preparación obtenida por centrifugación, por ejemplo un sedimento urinario, en la cavidad abdominal, aquello, varios días seguidos. El conejillo es objeto de un SBS con cáncer del peritoneo, llamado mesotelioma del peritoneo. El conflicto: ataque contra su vientre.
Si se deja al pobre animal tranquilo, durante 8 a 10 días, el conflicto encuentra su solución y la fase de curación se traduce por la aparición habitual de ascitis. Si se inyecta en la preparación centrifugada unos bacilos ácido-resistentes, la ascitis puncionada 6 a 8 semanas más tarde será turbia y nauseabunda.
Ocurre lo mismo si el conejillo contrajo antes bacterias tuberculosas. Se trataba de resultados falsamente positivos.
Si no había en ningún caso presencia de micobacterias durante la fase dolorosa activa, el líquido de la cavidad abdominal del conejillo era límpido y los tumores no podían desaparecer.
Para la Nueva Medicina, la experimentación en los animales es, naturalmente, un verdadero escándalo, sin hablar de la tortura infligida a aquellos seres desafortunados. Los aprendices de brujo no sabían lo que hacían.
Las bacterias.
Para las bacterias, es distinto. Pertenecen a los órganos gobernados por la médula cerebral (zona roja): se trata del mesodermo (hoja embrionaria media). Como los órganos gobernados por la médula cerebral, se caracterizan por una división celular en fase de curación, a saber: se multiplican durante la fase PCL. Para esta multiplicación, privilegian los edemas, es decir un entorno líquido y caliente.
Si llamábamos abcesos fríos los fenómenos de curación tuberculosos (caseificación de los tumores), aunque tuviesen lugar en fase PCL, los fenómenos que se deben a las bacterias son abcesos calientes.
Quiero decir: las micobacterias pertenecen al nivel del cerebro antiguo (zona amarilla) y se comportan como todos los tumores: se dividen en fase de conflicto activo.
En cambio, las bacterias pertenecen al nivel del cerebro (zona roja) y actúan como todos los órganos gobernados por éste, particularmente como los órganos gobernados por la médula cerebral: hay multiplicación celular en fase de curación (fase PCL). Es la razón por la que las bacterias se multiplican sólo en fase de conflictolisis (CL).
Los virus en relación con los órganos gobernados por el córtex cerebral se multiplican exclusivamente en fase PCL, así como lo vamos a ver en adelante.
Vemos, pues, que los microbios se integran plenamente al proceso biológico de los SBS. Crecieron como lo hicimos, y para nosotros. Son igualmente una parte del todo, un anillo de la cadena, lo que ignorábamos. Por eso intentamos ciegamente destruir aquellos aliados con antibióticos o sulfamidas.
No son los microbios los que nos matan sino el enorme edema que se forma en el cerebro si el conflicto dura demasiado.
Nos queda una cosa por descubrir: las bacterias pueden hacer e igualmente, en cierta medida, deshacer.
Los cirujanos utilizan este hecho, descubierto hace 50 años. Por ejemplo, abren una fractura conminutiva por perforación con una serie de puntas permanentes y la dejan abierta, porque una fractura abierta accesible a las bacterias se cura más rápidamente que cuando la llaga está cerrada. Las bacterias, pues, facilitan la reconstitución, pero también quitan los fragmentos de huesos inútiles que quedan. Su función principal es aún la reconstitución.
Los virus.
No se trata de organismos vivos propiamente dicho, tales como las bacterias, mas se trata de moléculas proteínicas complejas que se multiplican exclusivamente en fase de curación después de la solución del conflicto y que ayudan a la reconstrucción de la úlcera de la piel o de las mucosas. Hablamos únicamente de los tejidos de las mucosas del epitelio pavimentoso de las hojas embrionarias externas (ectodermo). Parecen ser unos catalizadores amicales, tales como los conocemos en química: unas substancias que, por su presencia, producen un efecto sin transformar el proceso químico. Los virus se verán rechazados una vez acabado el trabajo.
Toda fase de curación en la que unos virus deben intervenir cuando se trata de órganos gobernados por el córtex cerebral se desarrolla mucho mejor en presencia de virus. Si durante un período, creímos tener que alejar todo virus, ya no es igual hoy en día: hasta debemos procurar que los virus correspondiendo a cierta fase de curación esten presentes.
Todavía no sabemos si los virus son transmisibles o si pueden ser producidos por nuestro organismo (se duplican en un entorno proteínico, es obvio).

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